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La mesa redonda fue moderada por el hermano mayor de la Cofradía del Caminito, d. Pablo Chaves y compuesta por el hermano mayor de la Cofradía de Nuestra Sra. Del Carmen, D. Pablo Manuel Durio y el exhermano mayor de Expiración D. Vicente Fernández .

Comenzó el moderador proponiendo la cuestión de que si el pasado de las cofradías gaditanas ha tenido la fuerza suficiente como para permitir que las cofradías hayan podido llegar hasta el presente con la potencialidad de que gozan actualmente. Opinan los componentes rotundamente que sí. Las hermandades han cumplido un papel cultural y religioso importante en nuestra ciudad entre otros aspectos. Y son un fiel reflejo de ésta. Las hermandades han sido capaces de mantener y cuidar y transmitir un importantísimo patrimonio de una gran riqueza y que aún hoy resulta desconocido y probablemente, falto de estudio y de investigaciones a nivel de archivos, con descubrimientos como ha sido la cruz de guía que ha recuperado este año la Hermandad de Columna, sin ir más lejos. En este sentido, resaltaron también la consecución por parte del Consejo del nombramiento de bien cultural nacional, reconocimiento muy importante y que da idea de la gran categoría que alcanza nuestra semana santa gaditana. Destacan también, el éxito del vía crucis del Consejo presidido por el magnífico misterio de Afligidos que ha atraído a cofrades de la provincia y de otras provincias que preferido venir a Cádiz a celebrarlo en sus ciudades de origen.

Las hermandades han encontrado su sitio en la sociedad no solo gracias al culto, sino también gracias a aspectos como la formación y las obras de caridad. La sociedad actual es humanista y no teocéntrica como en el pasado y las hermandades tienen que hacer una labor fundamental para no vaciarse de contenido y adaptarse a la sociedad en que vivimos manteniendo su esencia.

¿Es el entorno económico actual el que mantiene una Semana Santa fuerte? Los ajustes económicos y la masa social viven de espalda a las hermandades; es el trabajo de todos los días de unos pocos en cada hermandad lo que permite en la mayoría de los casos, poner una hermandad en la calle. Estas viven 364 días con un trabajo descomunal para poner en la calle un día una cofradía lo más digna y cargada de sentido posible. Se necesita el apoyo institucional que se da a otros acontecimientos de la ciudad a manos llenas, y el cofrade siente que su labor no es apoyada como se debería, cuando la Semana Santa redunda en un gran beneficio económico y engrandecimiento para la ciudad.

Un apartado muy importante de las hermandades, lo conforma la juventud. En este sentido las hermandades deben formar y educar y no convertirse en una “animadora socio cultural”.  Hay que ser duros en este sentido; es bueno atraer a la juventud con actuaciones lícitas, pero, sin perder de vista que somos Iglesia y que la hermandad como tal debe estar incardinada en el quehacer diario de su parroquia. Hoy se da la paradoja que son los jóvenes cofrades los que atraen a sus padres a la Iglesia, es decir, al revés de como fue en el pasado.

Se habló también de lo difícil que resulta a veces el componer una Junta por el poco compromiso de los cofrades y por la dificultad de la burocracia que se necesita hoy día para llevar adelante una hermandad.

Un punto que se debatió bastante por el público, fue la necesidad de abrir la fundación de cofradías en barrios de extramuros cuyo arciprestazgo solo goza de la presencia de tres cofradías, contando el Huerto, y que podría ser sede de varias hermandades que enriquecieran el marco religioso muy decaído en algunos sitios y que podría suponer la revitalización del ideario católico mediante la Piedad Popular que tan alabada está siendo en los últimos tiempos tanto por el Papa Francisco como por los Obispos andaluces.